Soneto
Ya nunca volverá tu cuerpo vivo,
tu desnudez de Dios entre mis brazos.
Yo moriré, yo saltaré a pedazos
y romperé la pluma con que escribo,
y romperé la vida con que arribo
a la playa he de estar sin tus abrazos.
Y en estos trozos trazaré los trazos
de mi vivir entre tu adiós cautivo.
En otra playa arribará tu nave,
tu beso tibio; tu caricia suave
inundará otra tierra ya no mía,
y el bosque gris de mi desesperanza
se cubrirá de un viento de añoranza
mientras te tenga mi melancolía.
(Publicado en El gorrión nº 3, Enero de 1960)