Llegaste con tardanza
Llegaste con tardanza hasta la espera.
Te presentí. Sabía que vendrías
para colmar mis años con tu nombre.
Pero tengo trazado ya el camino;
he quemado mis naves, y el regreso
es un ir adelante contra todo.
Tampoco tú me entenderás, si digo
que la vida es así, que debe serlo,
que tenemos que andar como faquires
clavando la pena y la renuncia.
Tú soñarás. Irás con mis palabras
tejiendo las guirnaldas de la dicha,
subirás la colina de los sueños
con ágil paso y corazón dulcísimo,
diciéndome que acaso la semana
esté a tan sólo un paso del recuerdo…
A ti escribo, muchacha que no eres,
que rozaste con alas de inocencia
mi tristeza antiquísima y naciente,
a ti te digo, a ti que no conoces
que ahora contra el muro de mí mismo
dejo clavado el galopar del día,
a ti te digo que llegaste tarde
para esta espera con que nos morimos.
Tú no me entiendes. Sé, siento que nadie
podrá descuartizar mi honda amargura.
Tú seguirás; yo seguiré, seguimos.
Al fin y al cabo, seguiremos siempre.
(Publicado en La Venencia nº 3, Marzo de 1963)