Oración
Muéstrate, Dios, descubre ya tu nada,
danos tu frente, viértenos tu río,
que no queremos tu eternal vacío
para esta espera o esta cabalgada.
Muéstrate, Dios, entero dios, no en cada
pequeña cosa tuya, no en lo mío,
viértete pleno sobre cada estío
y no nos dé tu voz despedazada.
Rasga tu nada, álzanos tu velo,
no nos ponga delante todo el cielo
como mordaza para nuestra boca.
Rasga tu nada, rompe el horizonte;
ahora, Señor, que solo sobre el monte
mi mano abierta te sostiene y toca.
(Publicado en Thalassa, Junio de 1955
y en Arrecife, Mayo de 1958, Cádiz)