Tengo el alma encerrada
Tengo el alma encerrada como un ave pequeña,
como un llanto pequeño,
como una dulce angustia de no reconocerte
si continuas mirándome.
Yo te tengo guardada, tan inéditamente,
que no he de saber nunca si eres tú o es tu sombra,
o eres tú misma, sombra desconocida
que continua pasando para saber que existe.
Y en esto está el secreto de saberte a ti misma,
que si eres tú, tú eres; y si eres sombra, apenas
tú misma reconoces el labio que besabas
cuando nadie te mira.
(Publicado en Pueblo, 12 de Julio de 1952, Madrid)