Cementerio
El sepulturero
Yo soy el compañero de las Parcas
con la monotonía del trabajo;
y he de continuar abriendo fosas
para tener alguna cuando muera…
El ciprés
Navego en estos mares de abandono
con mis largos tentáculos asidos
a los huesos y al frío de las tumbas.
Pero en mi copa verde canta un pájaro…
La muerte
En este imperio, triste, quieto, frío,
yo reino con el cetro del silencio;
cuatro blancas paredes son sus límites
y el mármol de una cruz su centinela.
La tierra
He de seguir este fatal destino
de enterrarme yo misma, aprisionarme,
de resonar madera si alguien muere
para tener más tierra en mis entrañas.
(Publicado en Alcaraván, 15 de Enero de 1950)