Me he sentado en mi senda…
Al alba soñadora del camino
dejo arado mi destino todo,
ya quebrado el vivir, quebrado el modo
de seguir y seguir siguiendo el sino.
Ya para mí perdí –por el cansino
rodando entre zarzal y lodo-
mi saco de esperanza en un recodo
del sendero inicial de mi destino.
Ya para mí perdí, tempranamente,
la dicha toda y ya con la amargura
del pelo blanco y la ilusión ajada,
me he sentado en mi senda tristemente,
perdiendo palmo a palmo mi estatura
con este ardor de ser y no ser nada.
(Publicado en Ágora, 31 de Octubre de 1950)