POEMA MÍNIMO
Tú, pequeña hormiguita entre mis cosas,
avispa del amor, dulce libante
entre mis versos y mis despedidas.
Tú, tan humilde, casi no existiendo,
llamando al orden las nostalgias mías,
así, casi sin darnos cuenta de ello.
Tú, pequeña avispita, tenue espacio,
suspiro de hormiguita, enarbolando
vegetal violín para mis horas.
Tus pequeñitos dedos recorriendo
cartas de los amigos, versos, ágiles
sonidos indecisos por mi frente;
tus manor por mis cosas -tus alitas,
tus pequeñas alitas-, soportando
todo mi mundo en ínfima ladera.
Y yo, casi sin darme cuenta de ello;
creyéndote hormiguita, no sabiendo
que eras puesta de sol, nube de otoño,
llovizna leve entre los ruiseñores.
Tu misma pequeñez, tu irte negando,
tu perderte en sonrisas y altos gozos,
te disfrazaban para la noticia.
Mínima hormiga, mi avispita tenue,
cuando tu ser florece pleno, ahora
que los remeros del amor me impulsan
hacia un oriente de cambiantes ángeles,
tus alitas, tus pequeñas alitas,
seguirán sosteniéndome mi mundo,
ya todo como antes, pero ahora
sabiéndote gigante corazón.