BAJO ESTA LUZ...
Bajo esta luz tristísima de otoño
yo pienso en ti. La tarde a ti camina
y el recuerdo navega hacia tus manos,
hacia tu pura luz, hacia tu voz tranquila
como una nube más de otoño que llevara
mi vida, hecha latido, por tu vida.
La ciudad está sola. El mundo tiene
en carne ardiente la pasión. Precisa
mi pasión de tu voz. Sin ti, la tarde
es una rota, eterna despedida.
La ciudad está sola. Yo estoy solo
en ausencia total de mí. No trina
ningún pájaro ya. Sobre el sendero
un hombre y su dolor, lentos, caminan.
¡No hay ya valor para mover las rocas!
Los ríos de la nada precipitan
hacia mí su caudal. Señor, ¿no hay nadie
que soporte conmigo esta alta herida?
Bajo esta luz tristísima de otoño
yo pienso en ti. Hacia la noche inclina
la balanza del tiempo Dios. Su mano
peina los vientos, nace las sonrisas.
En tu ciudad las playas serán tristes
como este atardecer en mis orillas.
(Todo el vivir me brota de tu nombre
que en soledad mi amor alienta y grita)
Pero este atardecer, ya con tus manos,
-tú misma atardecer, alma del día-,
revuelve mi cabello. ¿Será el viento
o es que ya muere en ti mi noche antigua?