11
El tiempo nació conmigo
y en mí se me está muriendo;
si el tiempo vive es que yo
lo crezco a cada momento.
La historia es un cuento triste
de otro planeta sediento,
ya que la historia sin mí
son letras de un libro muerto.
Dios, con ser Dios en la tierra,
también con serlo en el cielo,
espera que yo le oiga
para ser Dios en mi centro.
El tiempo, la historia y Dios
-triángulo de misterios-
son tres personas distintas.
Sólo hay un ser verdadero:
Yo, que viviendo conmigo,
le doy al tiempo su tiempo,
a Dios su espejo sin fondo
y a la historia su argumento.