25
(Figura en la playa)
Nada se alcanza cuando todo huye.
Las olas de la mar, como esperanzas,
se abrazan a su hermana y su vecina,
besan la arena y algas humedecen,
pero no abrazan a la orilla opuesta
a aquellas que sus sales endulzaron.
Las espumas derrumban los contornos
de la huella pasante y constructora,
avanzan hacia el hoy, y al mañana
que espero; llevarán a mil recuerdos,
pero no pueden regresar ni pueden
mojar al que yo fui, a la apetencia
que tuve o al ayer que me abrasaba.
La playa acuna el son a esa tristísima
certeza en caminar, en ir a gozos,
mientras nos va gritando el esqueleto.