29
Los pujantes cantiles van perdiendo
su altura, su esplendor, su poderío,
y donde alzaba el álamo su orgullo
sólo raíces carcomidas quedan.
Su altura y su esplendor, su fuerza y gracia,
las palabras antiguas desmoronan;
donde decías "vida" sólo encuentras
un eco huero que ni tú conoces,
e intentas rastrear por las montañas
una huella, o los restos de una huella,
que auxilien esa búsqueda imposible
de encontrar al que fuiste en el que eres,
como si el tiempo no tronchara juncos
ni hiciera a tu palabra arqueología.