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La vida sigue, Antonio, ciertamente,
pero ya no es lo mismo.
Uno se hunde en el trabajo
como queriendo reventar,
pero ya no es lo mismo.
Come, anda, habla, duerme uno
y le siguen tirando de los hilos
para que mueva brazos, piernas, vida,
pero ya no es lo mismo.
La tristeza, el vacío, penden sobre
el corazón
como una espada de damocles cierta,
y aunque uno transite por las calles
como antes,
ya no es lo mismo. Nunca
será lo mismo.