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Desde que tú nos faltas
hemos envejecido de repente.
No es que tengamos más arrugas
o nos hayan nacido canas nuevas,
mas la espalda del alma está curvada;
donde ayer ilusiones, sólo hay una
cerrazón de horizontes,
una total desolación.
Y así nos veo,
como dos viejos tomando el sol
sentados a la puerta
y esperando al olvido
que venga a recogernos.