1
La muerte me limita con amigos
que se fueron, con seres que quería;
cada uno tejió en la muerte mía
hebras de ausencia que agostó mis trigos.
Me va dejando, en frisos de testigos,
desamparo sin voz. Y cada día,
como poniendo un nicho a mi agonía,
va tapiando la luz de mis postigos.
Me va matando con ausencias cada
muerto querido, que me deja nada
más que un oscuro, triste y veraz hueco.
Tanto burlar, tanto esquivar la muerte
para quedar, a secas, con la suerte
de ir muriendo en los otros, como un eco.