13
Tras alguna colina habrá un verano
que yo no gozaré. La mar vacía
tendrá que estar sin la presencia mía;
no cogeré su espuma con mi mano.
No escucharé algún pájaro lejano
llorando por mi ausencia su elegía;
ni podré ver, al contraluz del día,
cómo atardece el tiempo sobre el llano.
No habrá luz para mí... Ni el sol de agosto
calentará las cepas de mi mosto
ni dorará la espiga de mis miedos.
Y al ganar el otoño su batalla
barrerá de la arena de la playa
las huellas que quedaron de mis dedos.