a Montserrat Vayreda,
José M. García Gómez
y Joaquín Caro Romero.
Más solo que una isla y su océano
el hombre va exprimiendo su marea;
no tiene asilo; así se balancea
entre su paralelo y meridiano.
A doce grados sur de su secano,
a veintinueve norte, no le ondea
la brisa del amor, no le marea
el clima del besar y su verano.
Pero está con su mar, Índico espeso,
en tropical y ardiente singladura
contra los arrecifes detenido.
Isla sin vecindad. Sólo por eso,
porque no encuentra un eco a su amargura,
el hombre es sólo soledad y olvido.