a Ángel García López y
Francisco Toledano.
Yo cambio soledad por alegría,
doy tristeza y dolor por cualquier cosa.
Pesa mucho la losa en que reposa
la puerta sin cerrar de mi agonía.
Hoy, luego, ayer, mañana... y todavía
la luz sobre la sombra de la fosa
y el ruiseñor en la ventana. (Rosa,
la tarde sobre el mundo se cernía.)
Pasen, señores, pasen. El muestrario
de mis tristezas pongo en la mañana.
Todo lo cambio, compro, tiro y vendo.
Dejadme para mí lo necesario
para vivir aquí: esa desgana,
ese dolor de estar donde no entiendo.