15
Has de pagar tu precio siempre. Sabes
que nada te darán. Si acaso alguno
te prestará migajas para luego
cobrar a peso de oro la pobreza
de sus dones, lo huero de sus manos.
Pagarás la sonrisa y el recuerdo,
la nostalgia acendrada, las inútiles,
nefastas esperanzas que has tenido,
los sueños, la tristeza, hasta ese llanto
que te colmaba alguna madrugada.
Ni siquiera el dolor te será dado.
Pagarás con tu carne, con tu tiempo,
con tu renuncia, con tu vida misma,
con traicionarte, con acongojarte;
y tendrás que pagar, te lo aseguro,
lo que nadie te dio ni tú tomaste.