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Lloro la destrucción, que no el olvido.
Que olvidar es vivir de otra manera,
tener el ancla del pasado a espera
de rescatar lo muerto de lo ido.
Lloro la destrucción y ya no pido
más cruces ni más pan ni más madera
de ataúd que una luz en mi ladera
para atarme el futuro a lo vivido.
Lloro la destrucción que ya no puedo
salvar de tanta sombra y tanto miedo,
de tanta lucha y de recuerdos tantos.
Lloro lo que perdí sin esperanza,
lo que pude salvar con mi añoranza
naciendo olvidos donde puse llantos.