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"Yo me muero de amor", dijo. Y fue incierto.
Que se mató de amor una mañana.
A lo lejos sonaba una campana
y no era el son ni a funeral ni a muerto.
"Yo me muero de amor", dijo. Y con cierto
desdén por su dolor, cierta desgana,
tiró su corazón por la ventana
como tira la mar su voz al puerto.
Pero miraron el cadáver y hubo
quien dijo que aquel muerto no tenía
rota de amor la vena que sangraba.
"Vivo estás", le gritaron. Y él se tuvo
que olvidar de su muerte y su agonía
para seguir la vida que llevaba.