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Para mis sobrinos Inma, Ramón, Rafa,
Marián y Jesús.
El envés de las cosas te asegura
contra la mediocridad.
Sucede
que no lo quieres... ni lo esperas...
porque las cosas
estaban bien dispuestas como estaban
para seguir tirando mucho tiempo;
tirando no sé qué, pero tirando.
Y de pronto comprendes
que has talado los árboles precisos
para quedarte mudo, que has compuesto
con movediza arena unos pantanos
en los que habrás de hundirte.
Es peligroso
entrar en el envés de la conciencia
y verte de repente en esperpento
disimulando acosos, soledades,
como si tú no intervinieras nunca.
Los sentimientos van a contra vida
machacando costumbres,
derribando banderas; para colmo
sabes que son banderas que ya nadie
izarán para nada.
Cada tiempo
encierra su clepsidra desnortada
para que marque sombras en los árboles
que cortaste hace siglos. Sólo queda
el cómodo recurso de meterse
otra vez de cabeza entre raíces
y alimentar la nada con los sueños.