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Para Pepa Caro
Para decir de pronto de otra forma
que te has hundido hasta la amargura
no sirven las palabras
ni tampoco el silencio. Al fin y al cabo
sólo sirven tus propias negaciones,
tu dejadez. Puedes incluso
hacer creer que nombras lo innombrable,
y recompones tu figura
para aparentar lo que no tienes.
Luego vendrán espejos
que rearfirmen tu verdad; más tarde
tendrás que desnudarte ante ese inicuo
espejo que eres tú. No tiene tiempo
de disimulos... y el azogue
corroe las antiguas claridades
que pensabas.
No hay salvación posible.
Y sin embargo
te obstinas en luchar.
Sólo la lucha es válida.
Pero sabes sin dudas
que ese negror de los relámpagos
se cobran el tributo
que tú nunca pensabas pagar.
Luego parece
que han vuelto los prodigios a su cauce
y vuelves a engañarte.
Sólo queda
esa amarga moneda con que quieres
pagar lo que no sirve para nada.