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Para Lola y Juan Martos
Para escasas preguntas
manejas las respuestas acertadas.
Te mueves más
por corazón que por razonamientos...
Y así te van las cosas.
Tan evidentes
son tus equivocaciones que podrías
ahondar hasta el centro de tus luchas,
llegar a los planetas más lejanos,
tan sólo con que admitas la tarea
de ponerlas en fila, recontarlas,
y no dejarte atrás aquellas otras
que quisieras no hubiesen sucedido.
Pero serán inútiles
esos empujes por poner fachadas
de escayolas doradas y oropeles
en tantas oquedades de las grutas
donde mueves tu vida.
Y es que en cualquier momento
te encadenan tristezas a las rocas
dejándote desnudo ante la gente;
o quizás más terrible todavía:
viendo desde tus ascos y torpezas
tu propia desnudez.