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Para mis hijos Susana y José Manuel
Trazamos las fronteras de dos mundos
levantando murallas, derribando
los árboles que puedan ser testigos
de nuestros sueños.
No se admite
que se atraviesen las fronteras
para evitar las contaminaciones.
A lo sumo
vivaqueamos esperanzas
en los tiempos de paz, pirateamos
confusas alegrías...
Para colmo
aprestamos defensas por si algunos
latidos de la sangre se introducen
para dar un golpe de corazón
y destrozar lo establecido
por la cronología.
Pero a veces
se desatan las fuerzas que vivieron
en la clandestinidad,
y se derrumban
los fueros que se han ido construyendo
a base de renuncias, componendas
y otros escarnios semejantes.
Y el corazón se lanza a la amargura
caiga quien caiga en la batalla.