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Para Pedro Sevilla
Cada persona escoge
la forma de suicidio
que más acorde va
con sus tendencias o necesidades.
Se busca en libros,
en escaparates y catálogos,
la manera más rápida y barata
de comprar el producto.
Pero algunos deciden
el medio de obtenerlo más costoso;
quemar su poesía, por ejemplo;
anudar la corbata
para que se revienten los olvidos,
y arrojarse al abismo de la vida
dando la sensación de que aún se vive.