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En el campo de escudo de mi vida,
a veces pongo amor, a veces pieza,
a veces mi montaña de tristeza,
a veces el amargo de mi herida.
Pongo figuras, pongo desmedida
a ese buscar la voz de la belleza,
de cruces que me asedian, y despieza
los minutos de sangre que me pida.
Pondré los lambrequines de mi miedo
para arropar la duda de mi dedo
de conseguir la historia de mi suerte.
Y escribiré mi archivo cada día.
Y aunque busque encontrarme la alegría
me encontraré por siempre con mi muerte.