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Yo soy habitante del desconcierto;
camino entre las sombras
que naciendo de mí, ponen sus rayos
de indagación buscando, tercas,
la claridad que no consigo.
Se mueve una cortina por el aire,
se estremece un temblor por un recuerdo,
incluso, lentos, pasan
los sueños ya podridos, pero ufanos
de haber sido una vez... Y no hay manera
de que se pierdan los boscajes
que van enmascarando los senderos.
Sólo queda,
distante y sola, desconsolada y vana,
la certeza infinita de que soy
habitante de un mundo que no quise
y que se llama desconcierto.